Conociendo a tu médico: Dra. Valentina García Reyes
Intensivista
Venís de una familia donde la medicina siempre estuvo presente, ¿qué tanto sentís que influyó para haber elegido esta profesión?
Siempre fui más de la ciencia. Sabía que iba a terminar haciendo algo como medicina o ingeniería. Vengo de una familia de médicos. Mi bisabuelo fue médico, mi tío abuelo también, crecí cerca de la medicina.
Mi padre es cardiólogo intensivista, mi madre es pediatra. Durante mi infancia y mi adolescencia los veía ir a trabajar a SEMM, COSEM y MP e incluso los acompañaba. Los veía que trabajaban con tanto gusto y realmente se notaba que les gustaba lo que estaban haciendo. Creo que ver esa forma de vivir la profesión y de realmente predicar con el ejemplo es algo que me marcó mucho.
Integrás el equipo de médicos de MP que coparticipa con el Hospital Británico, ¿qué implica este trabajo?
Trabajo junto con el Dr. Manuel Baz, haciendo el seguimiento de los pacientes que se internan en el CTI del Hospital Británico. Nosotros vamos todos los días, hacemos un seguimiento, acompañamos la evolución de los pacientes, supervisamos y también participamos en todas las decisiones terapéuticas. Esto todo en conjunto y en coordinación con el equipo del HB. Siempre con el objetivo de que el paciente y la familia se sientan realmente cuidados, contenidos y que obtengan la mejor atención.
En MP tenemos una impronta muy marcada y una convicción muy fuerte: atendemos a cada uno de nuestros pacientes como si fuera de nuestra propia familia. Es justamente ese nuestro rol en CTI, es estar presente para el paciente y para la familia en un momento extremadamente vulnerable, garantizar una buena atención, personalizada, cálida, cercana y sólida.
¿Qué es lo que te ayuda a desconectar de un trabajo tan exigente y demandante? ¿Cómo te cuidas a vos misma?
Lo primero es cuidarme con la cantidad de horas que trabajo. En medicina en general y sobre todo en medicina intensiva, es muy frecuente trabajar 24, 48, a veces hasta 72 horas de corrido, creo que no le hace bien a nadie. Yo trato de no hacerlo, después de una guardia de 24 horas intento dejar por lo menos 12 horas de descanso.
Por otro lado, me sirve también hacer otras actividades dentro de la medicina que no sean solo CTI, como por ejemplo los viernes trabajo en AMNP (Atención Médica No Programada) en MP o también, hacer algo de investigación y docencia.
Por fuera de la medicina, me gusta mucho estar al aire libre, leer, estar con mi familia. Soy familiera, disfruto mucho de mi sobrina Pilar de tres años. Otro pilar fundamental son mis amigas, sobre todo el grupo que no hace medicina, me conocen desde siempre, son prácticamente como hermanas. Me gusta salir con ellas, ir a cenar, tomar algo o simplemente pasar el rato. Me ayuda a entenderme y a equilibrarme.
En tu práctica diaria, ¿qué habilidades creés que son tan importantes como el conocimiento técnico?
El conocimiento técnico en medicina intensiva es muy importante porque las conductas terapéuticas que nosotros tomamos muchas veces tienen un gran impacto en los pacientes. Sin embargo, creo que con el tiempo uno se va dando cuenta de que hay otras habilidades que no son técnicas y que son igualmente importantes.
Cuando era residente de primer año en el Hospital de Clínicas una persona que respeto mucho me dijo que para ser un buen intensivista se necesitaba temple. En su momento no lo entendí mucho, me parecía que para ser un buen intensivista se necesitaba ser capaz de entender bien las patologías de los pacientes, saber intubar bien y hacer vías venosas centrales. Lo cierto es que, con el tiempo, uno se da cuenta que sí, que mantener la calma, la claridad mental y el control de la situación cuando se trata de pacientes críticamente enfermos es fundamental. Y no solo eso, sino poder transmitir esa tranquilidad y seguridad al paciente y a la familia, para que ellos justamente puedan depositar su confianza en vos.
Otro consejo que también me sirvió mucho fue el de escuchar mucho y hablar poco. Creo que en medicina intensiva muchas veces tratamos más con las familias que con los pacientes. Es muy importante transmitir con claridad, pero también poder escuchar y ser empático.
¿Qué consejo le darías a la Valentina que recién está comenzando con su carrera?
Primero que nada, creo que la felicitaría. Le diría que va por buen camino, que no se preocupe tanto, las cosas le van a ir saliendo, que está haciendo las cosas mejor de lo que piensa y que no se va a arrepentir.
