Cuando el duelo atraviesa las fiestas
Diciembre ilumina, celebra y reúne, pero también remueve emociones difíciles cuando atravesamos una pérdida. En esta edición quisimos dar lugar a esas vivencias que muchas familias sienten y pocas veces se nombran.
La Dra. Estela Corrazo, referente en Cuidados Paliativos, nos regala una carta que acompaña, sostiene y recuerda que cada duelo merece respeto, tiempo y ternura.
Un texto para leer despacio y sentirse acompañado.
Queridas familias,
Sé que al acercarse el final de este año, y especialmente con la llegada de las luces de Navidad y la expectativa del Año Nuevo, el silencio en casa puede sentirse más profundo y el dolor más agudo. Estas fechas, que tradicionalmente nos invitan a la celebración, se tiñen inevitablemente de una tristeza particular cuando se ha perdido a un ser amado.
Como doctora en Cuidados Paliativos, he tenido el privilegio de caminar con ustedes en la etapa final de la vida de sus seres queridos, y mi corazón está con cada uno de ustedes en este duro tránsito.
Permítanme decirles esto: no hay una forma «correcta» de vivir este duelo en las fiestas.
No es obligación sentir felicidad en estas fechas, ni es una traición sentirla por momentos. Si necesitan llorar, lloren. Si necesitan reír al recordar una anécdota, rían. Si prefieren bajar el ritmo, no asistir a grandes reuniones, o crear nuevas tradiciones más íntimas, es válido y es necesario. Sean infinitamente compasivos y pacientes consigo mismos y con los demás miembros de su familia. Cada uno lleva el duelo a su propio ritmo.
El trabajo del duelo no se trata de «superar» la pérdida, sino de reubicar a esa persona en nuestra vida. Su ser querido se ha ido físicamente, pero la huella de su amor, sus enseñanzas y sus risas sigue siendo una fuerza viva e inextinguible.
Les propongo que, en lugar de intentar ignorar el vacío, se permitan honrar la presencia que fue y el amor que perdura. Este año, el mayor regalo que pueden dar y recibir es el permiso para sentir y el sostén mutuo.
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Creación de un Espacio de Memoria: Consideren encender una vela especial, colgar un adorno que les recuerde a su ser querido, o preparar un plato que a él o ella le encantaba. No es recordar que ya no está, sino celebrar que estuvo.
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Historias y Legado: Tómense un momento tranquilo para compartir una historia favorita, un recuerdo divertido o una lección que les dejó. Cuando contamos sus historias, su legado sigue ahí.
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Permiso para la Alegría: Habrá momentos de alegría genuina en medio de la tristeza, y está bien. Es la prueba de que su capacidad de amar y de vivir sigue intacta.
El final del año siempre trae consigo el simbolismo del renacimiento. Aunque hoy la pena sea pesada, recuerden que el amor no muere; se transforma. La conexión que tuvieron es un ancla que los sostiene y una luz que los guía hacia adelante.
Nuestra labor en Cuidados Paliativos es recordarles que, incluso en el momento de la despedida, hay dignidad, consuelo y, sobre todo, amor incondicional. Ese mismo amor es la esperanza que los impulsará a ver la belleza en los días venideros.
Tengan unas fiestas llenas de paz, con el coraje de sentir lo que deba ser sentido, y la certeza de que el lazo que los unió es eterno.
Con todo mi cariño y respeto,
Dra. Estela Corrazo | Oncóloga médica y especialista en Cuidados Paliativos
