Un tema que nos ocupa: consumo de sustancias psicoactivas en los jóvenes
Dr. Antonio Pascale | Toxicólogo
La adolescencia y juventud temprana son períodos en los que ocurren los consumos de sustancias, inicialmente experimentales, con mayor frecuencia. Un órgano que se encuentra en crecimiento o desarrollo es más susceptible a la exposición y a los efectos tóxicos de una sustancia. Por lo tanto, la adolescencia es un período crítico de vulnerabilidad en el que pueden afectarse el potencial de desarrollo y maduración cerebral. Habitualmente, los jóvenes consumen más de una sustancia, lo que multiplica los riesgos tanto a corto como a mediano plazo.
Las sustancias más consumidas en nuestro entorno socio-cultural son el alcohol (bebidas alcohólicas), bebidas energizantes, tabaco, cannabis, sedantes o tranquilizantes, muchas veces sin prescripción médica, y cocaína. Si bien la prevalencia de consumo no es alta en el caso de algunas drogas de síntesis, como los estimulantes de tipo anfetamínico (éxtasis), su presencia también genera preocupación, especialmente en el contexto de fiestas durante el verano.
Alcohol y energizantes
Los consumos excesivos y episódicos de alcohol durante fines de semana o fiestas pueden provocar intoxicaciones etílicas severas y potencialmente graves, además de favorecer conductas de riesgo en estos contextos. Algunas de las consecuencias negativas asociadas a estos episodios incluyen conductas sexuales de riesgo que aumentan la probabilidad de contraer enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados, siniestralidad vial, riñas y distintos tipos de traumatismos.
Existe un aumento significativo en el consumo de bebidas energizantes, especialmente entre los jóvenes. Estas bebidas representan un riesgo particular cuando se combinan con alcohol, debido a sus altas dosis de cafeína. La mezcla con bebidas alcohólicas reduce subjetivamente la percepción de embriaguez y favorece un mayor consumo de alcohol. Además, estudios indican que la combinación de ambas sustancias se asocia a un mayor riesgo de desarrollar un consumo problemático de alcohol en la edad adulta.
Tabaco y derivados
El tabaco continúa siendo una sustancia de gran relevancia toxicológica y epidemiológica. En la actualidad, esto se ve reforzado por la enorme variedad de productos derivados del tabaco y por la modalidad de consumo mediante vapeo o vaping. Estos dispositivos no solo contienen nicotina, sino también una variedad de sustancias químicas nocivas que incrementan los efectos tóxicos sobre los pulmones y se asocian a diversas enfermedades. La modalidad de vapear, en lugar de fumar, no reduce los riesgos tóxicos, y su consumo también genera dependencia.
Drogas
El consumo de marihuana (cannabis) en adolescentes y jóvenes puede aumentar la prevalencia de trastornos psiquiátricos, como trastornos de ansiedad y trastornos psicóticos agudos o crónicos. Estos efectos negativos se relacionan significativamente con la edad de inicio, la dosis y la frecuencia de consumo: el riesgo es mayor cuanto más temprano se comienza a consumir cannabis y cuanto más frecuente y elevada es la dosis. El riesgo de dependencia o adicción también se vincula a estos factores. El cannabis produce una dependencia psíquica muy intensa, lo que constituye un motivo frecuente de consulta en jóvenes. Además, la disponibilidad actual de cannabis de alta pureza, así como de alimentos y golosinas elaborados con esta sustancia y de fácil acceso por internet, genera preocupación debido al mayor riesgo de intoxicación aguda y de las complicaciones mencionadas.
El consumo de psicofármacos sin prescripción médica puede darse con fines recreativos, a menudo en combinación con bebidas alcohólicas, lo que puede provocar cuadros de intoxicación aguda potencialmente graves y conductas de riesgo similares a las asociadas al consumo excesivo de alcohol. También pueden utilizarse para aliviar un sufrimiento psíquico y, en esos casos, además de no abordar adecuadamente dicho malestar, aumenta el riesgo de desarrollar dependencia (adicción).
Cualquier forma de cocaína puede generar riesgo de sobredosis y de desarrollar dependencia. Es importante destacar el impacto biopsicosocial que implica una sustancia cuya prevalencia de consumo se mantiene alta en nuestro medio.
El consumo de éxtasis, ya sea en pastillas o en forma de cristales, representa actualmente un escenario de muy alto riesgo de intoxicaciones agudas graves, incluso mortales. Estos compuestos suelen estar adulterados con otras anfetaminas y con drogas estimulantes o alucinógenas, que no siempre producen el efecto esperado, lo que puede llevar a un mayor consumo y, en consecuencia, a un mayor riesgo de intoxicación aguda. En algunos casos, incluso, las pastillas no contienen MDMA, la anfetamina asociada al término “éxtasis”.
En caso de consumo, una consulta precoz permite estratificar el riesgo y evaluar la situación del adolescente o joven de forma integral, en un espacio de escucha sin estigmas, favoreciendo la posibilidad de brindar ayuda o realizar la captación necesaria. Un elemento clave es un adecuado involucramiento parental, promoviendo diálogos con hijos e hijas que contribuyen, de manera indirecta, a un mejor control de determinadas situaciones. Por el contrario, un control familiar inconsistente constituye un factor de riesgo para el consumo de sustancias en adolescentes y jóvenes.
Esta temática siempre debe contextualizarse tanto desde un enfoque terapéutico como preventivo, considerando a la persona y su entorno.
