30+ ¿Chequear o no chequear nuestra salud? Esa es la cuestión

Dr. Marcelo Yaffe | Medicina Interna

Social y culturalmente todo adolescente sueña en convertirse en un adulto joven, ya que es en esta etapa donde uno logra la plenitud psíquica, física, económica y hace que muchas veces, puedan sentirse invencibles.

Es en esta etapa de la vida donde se experimentan importantes logros como la independencia del núcleo materno, la vida en pareja, el formar una familia con hijos, el aumento de los ingresos económicos, pero también se está expuesto a trabajos más demandantes y exigentes, a hábitos no saludables, al tiempo que se aumenta la carga de estrés cotidiano.

Sin embargo, una vez alcanzada la adultez temprana, y a pesar de ser y estar sanos, nuestro cuerpo lo sabe, va sufriendo cambios, aunque en nuestra cabeza nos seguimos sintiendo como de 20 años.

Nos cuesta más perder peso, ya no nos recuperamos como antes de las actividades físicas o si llevamos tiempo sin hacerlo nos cuesta un poco más encontrar el ritmo, nuestras jornadas laborales se hacen cada vez más largas y obviamente estamos expuestos a diferentes situaciones o complicaciones que nos recuerdan nuestra edad cronológica.

Entre los cambios más trascendentes que sufre nuestro organismo destacamos: la tendencia a perder masa muscular, nuestro metabolismo se hace más lento y es más fácil acumular grasa y más complicado perder peso. Por ello, lograr mantener una proporción de  masa muscular adecuada es un tópico muy importante a partir de los 30 años. A esto le sumamos que tendemos a ser más sedentarios, especialmente si tenemos largas jornadas laborales  o trabajos que nos obligan a estar sentados durante muchas horas al día, y terminamos sacrificando el tiempo de ejercicios por un descanso pretendidamente reparador, pero como  estamos más estresados, normalmente dormimos menos, afectando no solo nuestro rendimiento sino también nuestro peso corporal.

Muchas veces, este cambio de rutina y hábitos saludables, rompe ese “equilibrio” que nos hace estar y sentirnos saludable, y empiezan a aparecer algunas enfermedades que detectadas precozmente pueden controlarse y tratar, tales como son:

  • Elevación del colesterol y triglicéridos.

  • Aumento de la presión arterial (hipertensión).

  • Aterosclerosis / Hígado graso.

  • Pre-diabetes/ Diabetes.

  • Aparición de tumores benignos /malignos.

  • Trastornos del sueño, alimentarios o mentales.

  • Abuso de alcohol, tabaco y/o drogas.

  • Accidentes y lesiones traumáticas deportivas o laborales.

Una de las primeras acciones que podemos implementar en nuestra vida a partir de los 30 años es el de cuidar nuestros hábitos de alimentación y lo que comemos. Las verduras, las frutas y las hortalizas serán la base de nuestra alimentación. Podemos priorizar el consumo de alimentos frescos, legumbres, carnes magras, frutos secos y semillas. Alejarnos de los alimentos ultra procesados y precocinados, así como de productos con azúcar refinada añadida, alimentos muy altos en sal o con grasas saturadas o poco saludables.

Hacer un esfuerzo por tener una vida más activa es también  un buen paso para comenzar a cuidarse y sentirnos mejor. Más allá de las actividades deportivas que hayamos programado para la semana, es necesario ser más activos en el trabajo y en la casa, eligiendo las escaleras en vez del ascensor o las escaleras mecánicas, levantándonos regularmente para buscar o traer materiales, pasear a la mascota y hacer ejercicios de estiramiento para mantener una flexibilidad de nuestras articulaciones, músculos y tendones, y así evitaremos dolores crónicos (espalda, cervicales, etc.), lesiones deportivas o laborales.

Además, evitar o abandonar el consumo de alcohol y tabaco es una excelente medida complementaria ya que no aportan beneficios, colaboran enormemente a nuestro envejecimiento biológico y aumentan los factores de riesgo para nuestra salud.

A partir de los 30 años, los niveles de estrés aumentan, principalmente porque comenzamos a tener más responsabilidades y desafíos afectando negativamente a nuestra salud y nuestro bienestar, así como a nuestro peso. Para lograrlo se pueden realizar prácticas que nos resulten placenteras, hobbies que nos distraigan, técnicas de relajación y practicar actividades como el Yoga o el Pilates.

Es indispensable asegurarnos de mantener horas de descanso adecuados, para lograrlo es importante evitar la cafeína por las noches, desconectar de los aparatos electrónicos antes de dormir, generar un ambiente adecuado y relajado para conciliar y mantener el sueño.

Para que no ocurran situaciones o condiciones sorpresas que atenten a nuestra salud y bienestar o se detecten tempranamente, es sumamente relevante que todo adulto “sano” tenga desde el inicio de su actividad laboral una serie de chequeos médicos preventivos cada 2 años (si no tiene factores de riesgo personales o de familiares directos).

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