Melanoma ¿qué debemos saber?

El melanoma es el tipo más grave de cáncer de piel, se forma en las células (melanocitos) que producen melanina, el pigmento que le da color a la piel.

Si bien hay varios tipos de cáncer de piel, el melanoma es el que tiene mayor riesgo de generar metástasis.

Los melanomas avanzados son sencillos de diagnosticar, lo importante es diagnosticarlos en forma precoz. Por esto es importante el control continuo para que sea tratado con éxito.

Pueden formarse en cualquier parte del cuerpo. Con mayor frecuencia aparecen en partes que han estado expuestas al sol pero también existen los que se conocen como “ocultos” que se dan en plantas de los pies, palmas de las manos y los lechos de las uñas.

Los primeros signos o síntomas pueden ser el cambio de un lunar existente o la formación de un nuevo bulto pigmentado o de aspecto inusual.

Los lunares normales son de color uniforme, tienen un borde nítido, son ovalados o redondos, simétricos y miden menos de 6 milímetros de diámetro.

Un melanoma puede identificarse a partir de la asimetría, del borde irregular, los cambios de color (no un color uniforme), un diámetro mayor a 6 milímetros y una evolución distinta como puede ser crecimiento rápido, enrojecimiento, picazón.

Los factores de riesgo son:

  • Piel clara. Personas con cabello rubio o pelirrojo, ojos claros y pecas tienen mayor probabilidad a desarrollar un melanoma.
  • Número elevado de lunares o inusuales. Tener más de 50 lunares comunes o alguno de tipo inusual aumenta el riesgo de padecerlo.
  • Antecedentes familiares. Se tiene mayor probabilidad si un familiar cercano ha tenido.
  • Exposición excesiva a la luz ultravioleta.
  • Antecedentes de quemaduras por el sol.

Para reducir el riesgo de tener melanoma y otros tipos de cáncer de piel compartimos las siguientes recomendaciones:

  • Disfrutar el sol de manera consciente, evitando la exposición entre las 10 y las 16 hs.
  • En el caso de estar realizando alguna actividad a esa hora se debería tratar de estar lo más cubierto posible.
  • Evitar las lámparas de bronceado y las camas solares.
  • Usar ropa adecuada, con protección UV o con tramas ajustadas, telas gruesas y colores fuertes.
  • Usar lentes de sol que bloqueen ambos tipos de radiación: UBV y UVA.
  • Usar protector solar todo el año. Al momento de elegirlo hay que prestar especial atención al FPS y al PPD. El primer filtro nos protege de la radiación UVB y el segundo de la UVA que está muy vinculada con la generación de melanoma. El FPS debe ser entre 30 y 50 y el PPD mayor de 8. Se debe aplicar media hora antes de la exposición al sol, reaplicar cada dos horas o cuando se ha ingresado al mar o piscina.
  • Los niños deben ser especialmente cuidados ya que el 80% de la radiación que uno recibe en su vida se da en la infancia.
  • Es importante una vez al año realizar el control de lunares yendo al dermatólogo.
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