Trastornos alimenticios

Analia Pagés – Licenciada en nutrición

La mayoría de los trastornos de la alimentación se caracterizan por fijar excesivamente la atención en el peso, la figura corporal y la comida, lo que causa conductas alimentarias peligrosas. Además de causar daños en el corazón, el aparato digestivo, los huesos, los dientes y la boca, y derivar en otras enfermedades.

Con frecuencia, estos trastornos se manifiestan en la adolescencia y los primeros años de la adultez, aunque pueden aparecer a otras edades.

Con tratamiento, se puede volver a tener hábitos alimentarios más saludables y, a veces, revertir las complicaciones graves causadas por el trastorno de la alimentación.

Si bien hay mayor prevalencia de mujeres con trastornos de la alimentación, los hombres también pueden padecerlo.

Los trastornos más comunes son:

Anorexia nerviosa, es un trastorno de la alimentación potencialmente mortal que se caracteriza por un peso corporal anormalmente bajo, un gran temor a aumentar de peso y una percepción distorsionada del peso o de la figura corporal. Las personas con anorexia hacen todo lo posible por controlar el peso y la figura corporal, lo que frecuentemente afecta de manera importante la salud y las actividades cotidianas.

Bulimia nerviosa, durante estos episodios, es normal consumir una gran cantidad de alimentos en un tiempo corto, para luego intentar deshacerse de las calorías extra de una manera poco saludable. Debido a la culpa, la vergüenza y el temor intenso a aumentar de peso por comer en exceso, se provocan vómitos, se ejercita desmesuradamente o se usan otros métodos como los laxantes, para deshacerse de las calorías.

Trastorno alimentario compulsivo, cuando se tiene dicho trastorno habitualmente se come en exceso (atracón) y se tiene la sensación de pérdida de control sobre lo que se come. Se puede comer con rapidez o consumir más alimentos de los que se tiene tiene pensado, incluso cuando no hay apetito, y seguir comiendo mucho tiempo después de sentirse demasiado lleno. Sin embargo, no se intenta compensar esta conducta con el ejercicio desmesurado o la purga, tal como lo haría una persona bulímica o anoréxica.

 

Prestá atención a los hábitos de alimentación y a las creencias que pueden indicar conductas poco saludables, así como a la presión de grupo que puede desencadenar los trastornos de la alimentación.

Las señales de alerta que pueden indicar la presencia de un trastorno de la alimentación incluyen las siguientes:

  • Omitir comidas o poner excusas para no comer

  • Adoptar una dieta vegetariana demasiado restrictiva

  • Centrarse excesivamente en la alimentación saludable

  • Prepararse los alimentos, en lugar de comer lo que la familia come

  • Alejarse de las actividades sociales normales

  • Preocuparse o quejarse continuamente por estar gordo y
    hablar sobre cómo bajar de peso

  • Mirarse con frecuencia al espejo para ver los defectos que se perciben

  • Comer reiteradamente grandes cantidades de dulces o de
    alimentos con alto contenido de grasas

  • Tomar suplementos dietéticos, laxantes o productos herbarios para bajar de peso

  • Ejercitarse en exceso

  • Tener callosidades en los nudillos por provocarse los vómitos

  • Tener problemas de pérdida del esmalte dental, un posible signo de vómitos reiterados

  • Ir al baño durante las comidas

  • Durante una comida o refrigerio, comer una cantidad mucho mayor de lo que se considera normal

  • Expresar depresión, enojo, vergüenza o culpa respecto de los hábitos de alimentación

  • Comer a escondida

Los trastornos de la alimentación pueden causar diversas complicaciones, algunas de las cuales son potencialmente mortales.

Cuanto más grave sea o más dure el trastorno de la alimentación, más probable es que presentes complicaciones graves, como las siguientes:

  • Problemas de salud graves

  • Depresión y ansiedad

  • Pensamientos o conductas suicidas

  • Problemas con el crecimiento y el desarrollo

  • Problemas sociales y en las relaciones

  • Trastornos de consumo de sustancias

  • Trastornos de consumo de sustancias

  • Trastornos de consumo de sustancias

Si bien no hay una manera segura de prevenir los trastornos de la alimentación, a continuación te damos algunas estrategias para ayudar a que tu hijo forme conductas alimentarias saludables:

Los padres constituyen modelos de comportamiento para sus hijos. Los hábitos alimentarios familiares pueden influir en las relaciones que los niños tienen con los alimentos. Comer juntos te da la oportunidad de enseñarle a tu hijo sobre los inconvenientes de hacer dieta y estimula la alimentación equilibrada con porciones razonables.

Fomentar el diálogo padre – hijo. Por ejemplo, hay numerosos sitios web que promocionan ideas peligrosas, como considerar la anorexia como una elección de estilo de vida en lugar de considerarla un trastorno de la alimentación. Es fundamental que corrijas toda percepción equivocada como esta y que hables con tu hijo sobre los riesgos de hacer elecciones  alimentarias poco saludables.

Refuerza una imagen corporal saludable en tu hijo, sin  importar la forma o el tamaño. Habla con tu hijo acerca de la imagen que tiene de sí mismo y tranquilízalo diciéndole que las formas de los cuerpos pueden variar. Evita criticar tu cuerpo delante de tu hijo. Los mensajes de aceptación y respeto pueden ayudar a construir una autoestima y una resiliencia saludables que ayudarán a los niños a afrontar los períodos difíciles de la adolescencia.

Controles con el médico de tu hijo. En los controles de rutina del niño sano, los médicos pueden identificar indicadores tempranos de un trastorno de la alimentación. Por ejemplo, en las citas médicas de rutina, pueden preguntarles a los niños acerca de sus hábitos alimentarios y si están satisfechos  con  su aspecto. Estas
consultas deben incluir controles de los percentiles de estatura y peso, y del índice de masa corporal, que puede alertarlos a ti y al médico de tu hijo acerca de cualquier cambio  significativo.

Compartir