Paternar en tiempos modernos
Por Mamás Reales | Carolina Anastasiadis y Federica Cash

Mucho se habla sobre las maternidades y poco sobre el rol que viene ganando protagonismo en las últimas generaciones, los papás del Siglo XXI.
Mientras que a las mamás la biología las ha equipado desde la gestación con las hormonas necesarias para enamorarse y vincularse con su bebé, los papás, son expertos en generar oxitocina, la hormona del vínculo.
En este tiempo donde ambos padres salen a trabajar, los desafíos se multiplican. Las mamás, ya no solo tienen el rol exclusivo del sostén emocional y deben integrar nuevas partes que trascienden al hogar. Los papás empiezan a compartir el rol de proveedores con el del cuidado y las responsabilidades de los niños, que en otros tiempos supieron estar -exclusivamente- bajo la órbita femenina.
Cada vez más, ambos gestionan los niños, la casa, la educación y los trabajos, más allá de cada acuerdo familiar. Esta nueva realidad interpela a ambos adultos por igual, y expone a cada uno a crecer, desandando cuestiones de la propia infancia que los niños revelan y aprendiendo a acompañarlos con límites y sensibilidad.
En el marco del día del padre y en este contexto de mayor influencia paternal en la vida familiar, queremos enaltecer su rol único y particular; porque si bien las mamás gestan, sin ellos cerca, el desarrollo emocional de los niños no sería el mismo. Los padres traen de fábrica algo que a las mamás nos cuesta mucho más. Entre otras cosas, el juego, una necesidad primordial para crecer con salud.
Por lo general los padres juegan más. Juegan sin estar pensando en la cena, sin medir cuánto se van a ensuciar; juegan a pesar de que implique dormir menos o retrasar deberes. Los padres saben jugar, aunque se altere el plan. Conocen el arte de apagar la corteza prefrontal (donde reside la razón y la lógica) y encender directamente el corazón. Y desde ahí la conexión real.

Jugar es fundamental para el desarrollo de los niños y la vida en general. El juego activa las hormonas que más nos gustan, conecta a las personas desde lo esencial, es constitutivo en todo sentido y da las pistas para transitar lo que los niños viven en la vida real. A través del juego, los chicos dicen más.
Hoy las pantallas están poniendo en jaque el tiempo y la importancia del juego libre, esta capacidad tan humana de entrar en relación. El interior de nuestros niños necesita ser alimentado -no solo con comida, mucho menos con pantallas-, sino con miradas, intercambios y conexión. Y en esto muchos papás tienen masters y doctorados.