Síndrome de apneas e hipopneas obstructivas del sueño
Dra. Lucia Real | Neumóloga, internista y especialista en sueño

El síndrome de apneas e hipopneas obstructivas del sueño (AOS) ha concitado un interés creciente en la práctica médica debido a su influencia en la evolución y mortalidad de enfermedades cardiovasculares, siniestros de tránsito, así como en la calidad de vida de los pacientes.
¿Qué es?
Se trata de un trastorno caracterizado por episodios repetitivos de obstrucción de la vía aérea alta durante el sueño, asociados a reducción de la oxigenación de la sangre y/o a despertares. Se presenta con elementos como ronquido, las apneas presenciadas (períodos de pausa durante la respiración) y la somnolencia diurna excesiva, entre otros.
Se trata de una patología frecuente, estimándose una prevalencia de entre un 7 a 10%, siendo más común en hombres y en las mujeres posmenopáusicas.
Es más recurrente en pacientes con sobrepeso u obesidad, así como en pacientes con cuello corto, y en patologías que disminuyan la luz de la faringe, (por ej.: amígdalas grandes), o determinen obstrucción nasal.
También se asocia a condiciones que disminuyan el tono muscular como puede ser el consumo de alcohol regular, algunos psicofármacos y relajantes musculares.
¿Cómo se presenta?
Entre los síntomas más frecuentes encontramos los ronquidos, las pausas respiratorias (o apneas), la fragmentación del sueño, el despertar sobresaltado.
Dicha patología conlleva la sensación de sueño no reparador, así como la tendencia a sentir sueño durante el día incluso en situaciones inapropiadas, como durante el trabajo, comiendo, manejando, o hablando, entre otros.
Además, la capacidad de atención y la memoria se ven afectadas, lo que disminuye el rendimiento intelectual y laboral, asociándose a cambios en el humor con irritabilidad y depresión, así como pérdida del deseo sexual.
Por otra parte, la fragmentación del sueño y la disminución del oxígeno en sangre que ocurre durante los eventos respiratorios generan una reacción de alarma. Esto determina descarga de adrenalina que produce un aumento de la presión arterial y estimulación cardíaca.
Los pacientes que padecen AOS, tienen un riesgo aumentado de sufrir hipertensión arterial, enfermedad coronaria o cerebrovascular con un riesgo incrementado de mortalidad por estas causas.
¿Cómo se hace el diagnóstico?
Si bien todos esos síntomas son altamente sugestivos, es necesario confirmar el diagnóstico de AOS. El mismo se realiza mediante un estudio mientras el paciente duerme en el que se registran el flujo aéreo, los movimientos respiratorios torácicos y abdominales, la oxigenación de la sangre, la frecuencia cardíaca, el electrocardiograma, los movimientos corporales y oculares, y eventualmente registro de las fases del sueño.
Este estudio conocido como polisomnografía, no solo confirma el diagnóstico, sino que establece la severidad del mismo. Es un estudio no invasivo, que incluso en muchas oportunidades puede hacerse en el propio domicilio del paciente.
¿Cómo se trata?
El objetivo del tratamiento es mantener abierta la vía aérea a nivel de la garganta durante el sueño. El tipo de tratamiento se basa en varios elementos a tener en cuenta: los síntomas que se presentan, el resultado de la polisomnografía, y las enfermedades asociadas que presente el paciente.
El tratamiento más difundido y efectivo es el uso de la llamada CPAP. Esta sigla inglesa significa presión positiva continua en la vía aérea.
Consiste en un aparato con una pequeña turbina que envía aire ambiente a presión a través de una tubuladura y una mascarilla que mantiene abierta a la garganta, permitiendo una respiración normal durante el sueño.
El tratamiento suele ser muy eficaz, logrando un cambio en la calidad de descanso y mejoría franca de los síntomas, manteniendo un seguimiento.
Existen otros tratamientos disponibles para la AOS, como dispositivos protésicos dentales, entrenamiento de los músculos faríngeos, y en algunos casos seleccionados cirugía, evaluando de forma particular cada caso.
Por supuesto que es de orden agregar medidas higiénico dietéticas, tales como la reducción de peso y la suspención del consumo de alcohol y sedantes.
En algunos casos leves, la correcta ejecución de estas medidas puede ser suficiente.

¿Puede estar ocurriéndome a mí?
Si usted tiene:
- Una historia de ronquido intenso de varios años, que perturba a quien comparte su habitación.
- Ronquido que se interrumpe intermitentemente percibido por su compañero de habitación.
- Sueño fragmentado e intranquilo.
- La sensación de que su sueño no es satisfactorio, presentando somnolencia y fatiga durante el día.
- Baja de rendimiento laboral, cambios de humor o carácter, disminución de la capacidad de atención o memoria, o ha sufrido accidentes por quedarse dormido.
Se encuentra con una alta probabilidad de la existencia de un trastorno respiratorio del sueño y se justifica una consulta médica.