Cáncer de piel: la importancia de detectarlo a tiempo
Dra. Andrea Nicola | Dermatóloga

El cáncer de piel es un cáncer que inicia en las células de la piel, dependiendo su tipo de las células que en él estén involucradas. A grandes rasgos, existen tres tipos: los carcinomas basocelulares, el cáncer más frecuente del ser humano, el carcinoma espino celular y, por último, el melanoma.
Es importante detectar el cáncer de piel a tiempo, porque cuanto antes suceda, los tratamientos que vamos a ofrecer van a ser más curativos. La mayoría de los cánceres de piel se tratan con cirugía y las mismas pueden ser menos cruentas e invasivas si es detectado a tiempo.
Exposición, genética y hábitos
Los factores de riesgo para cáncer de piel los podemos dividir en:
- Inherentes a la persona. Se refieren al fototipo del paciente, según el color de piel. Los fototipos claros tienden a no broncearse y generan eritema, se queman con facilidad. También los pelirrojos, las personas con pecas, ojos claros y quienes tienen muchos lunares están en mayor riesgo.
Además, haber sufrido quemaduras solares en la infancia o adolescencia aumenta la probabilidad de desarrollar cáncer de piel, al igual que tener antecedentes familiares de melanoma. - Externos: Están vinculados al comportamiento respecto a la exposición solar. Las personas que trabajan al aire libre, como trabajadores rurales, guardavidas o quienes trabajan en navegación, están más expuestas. También influye cómo usamos nuestro tiempo libre: hacer deportes al aire libre o pasar mucho tiempo en la playa incrementa el riesgo.
Autoexamen: una herramienta simple que puede salvar vidas
El autoexamen de la piel, así como observar la piel de las personas con las que convivimos, es fundamental. Se trata de prestar atención a cualquier lesión nueva o a algún lunar que haya cambiado.
Una herramienta que usamos es la regla del ABCDE, que nos ayuda a identificar lunares sospechosos.

- A: Asimetría. Si al dividir el lunar en dos, una mitad no es igual a la otra.
- B: Bordes. Cuando los mismos son irregulares o poco definidos.
- C: Color. Si hay más de un tono, como diferentes marrones, zonas rojizas o blancas.
- D: Diámetro. Si mide más de 6 mm (una referencia útil es la parte trasera de una lapicera).
- E: Evolución. Si cambia su forma, color o tamaño en poco tiempo, o si antes no estaba.
Consultar a tiempo también es prevenir
La frecuencia con que controlamos a los pacientes depende de su tipo de piel, contexto y antecedentes. Las pieles claras, con muchos lunares o con antecedentes personales o familiares de cáncer de piel, deben controlarse con mayor regularidad (cada 3 a 6 meses). En la población general, se recomienda una consulta anual, aunque esto puede variar según los factores de riesgo individuales.
¿Cómo podemos prevenir?
Prevenir el cáncer de piel se basa principalmente en la fotoprotección. Esto incluye todas las medidas que tomamos para protegernos del sol. La educación es clave, sobre todo en la infancia y adolescencia, ya que se estima que alrededor del 80% de la exposición solar de toda la vida ocurre antes de los 18 años.
Algunas medidas importantes:
- Buscar sombra, sobre todo entre las 11:00 y las 17:00 horas.
- Usar sombrilla, sombrero de ala ancha y lentes con filtro UV.
- Vestir ropa adecuada: las telas de trama cerrada y colores oscuros protegen más.
- Usar protector solar con factor 30 o más, que proteja contra rayos UVB y UVA. A su vez, reaplicar cada 2 horas y después de mojarse o sudar.

Otra medida fundamental de prevención es consultar al dermatólogo. Además del examen clínico, se cuentan con herramientas como la dermatoscopía, que permite observar mejor la distribución del pigmento y definir si una lesión es benigna o sospechosa. En algunos casos se indica la dermatoscopía digital, donde se toman fotografías del cuerpo del paciente para mapear y hacer seguimiento de lunares a lo largo del tiempo.