La menopausia no es un final; es evolución

Dra. Paula Berro | Ginecóloga

Mujer joven sonriendo | La menopausia no es un final; es evolución

La palabra menopausia, deriva del griego, pausis (pausa) men (mes) y significa el fin de los ciclos menstruales. Marca el cese de la actividad ovárica. Es un hecho fisiológico, natural y esperable.

Es la última menstruación y se establece cuando se ha pasado sin menstruar 1 año, por tanto, es un diagnóstico retrospectivo, es un hecho puntual, cronológico. 

Por lo general ocurre cerca de los 50 años, pero puede acontecer desde los 40 hasta los 55 años.

A la menopausia se le asocia un sinfín de síntomas, conocidos como síntomas climatéricos, los cuales pueden aparecer antes o después de esa última menstruación, siendo más intensos y frecuentes en la perimenopausia (lapso comprendido entre los 2 años previos y el año posterior a la menopausia).

En las sociedades occidentales, donde se prioriza la belleza y la juventud se puede vivir esta etapa de la mujer como una pérdida, como algo negativo y puede hasta generar vergüenza. 

Debemos cambiar el enfoque, derribar mitos. Tiene que ser un tiempo de oportunidades, donde se puedan re evaluar prioridades. Una nueva etapa, con otros desafíos, con más libertad y conocimiento. Tiene que vivirse con salud y bienestar.

Para lograr cambiar mitos por realidades debemos enumerar aquellos que escuchamos con frecuencia:
MITOS
Es una etapa de la vida de la mujer y como tal, por ser fisiológica hay que padecerla.
REALIDADES

Existen múltiples tratamientos, que nos permiten vivir esta etapa, que es fisiológica, con una buena calidad de vida.

Solo pueden aparecer tuforadas.

Si bien las tuforadas son patognomónicas hay una infinidad de síntomas que pueden afectar desde el estado de ánimo hasta las articulaciones.

Es un cambio repentino.

No es algo repentino, lleva años, los síntomas pueden comenzar a manifestarse entre 5 y 7 años antes de la menopausia.

Los tratamientos de remplazo hormonal producen cáncer.

El aumento en el riesgo de cáncer con los tratamientos hormonales para algunos cánceres no existe y para otros es despreciable.

La causa de muerte más frecuente es el cáncer.

La causa principal de muerte es la cardiovascular.

Las enfermedades cardiovasculares afectan solo a los hombres, las mujeres raramente las tienen.

Las mujeres, sin el efecto protector de los estrógenos presentan más enfermedades cardiovasculares, acercándose a la incidencia que tienen los varones.

Es inevitable la pérdida del deseo sexual y no se puede modificar.

No todas las mujeres ven afectado el deseo sexual, porque depende de muchas variables, no solo de las hor- monas. Algunas mujeres no notarán cambios, otras disfrutarán más de la sexualidad y otras verán disminuído su deseo.

El cese en la función ovárica es paulatino y desde el punto de vista médico podemos referirnos como período de “transición menopaúsica”. 

Cuando culmina la función ovárica, cuando estamos en menopausia, las hormonas sexuales caen, llegando a valores no dosificables. Por eso no se justifica realizar estudios hormonales en la postmenopausia. 

En los años que preceden a la menopausia, la producción hormonal es errática, variable. Como no es necesario conocer los valores antes de iniciar un tratamiento tampoco se justifica en este período conocer los valores hormonales.

Es importante resaltar que mientras se tengan menstruaciones, aunque falten, existe posibilidad de embarazo. Deben emplearse métodos anticonceptivos hasta 1 año después de la menopausia si esta ocurrió después de los 50 años y hasta 2 años si fuese antes de los 50 años.

La carencia estrogénica repercute en todo el organismo, por eso, aunque los síntomas no sean molestos, o se atenúen con el tiempo, en esta etapa hay más riesgo de osteoporosis, de enfermedades cardiovasculares y neurodegenerativas.

Dentro de los síntomas vasomotores más conocidos nos encontramos con los sofocos (tuforadas, bochornos), palpitaciones y sudoración nocturna.  

A nivel psicológico y de sistema nervioso se puede observar mayor irritabilidad, labilidad emocional, pérdida de memoria, falta de concentración, neblina mental y trastorno de sueño.

Los síntomas metabólicos y osteoarticulares se presentan con dolores en los huesos, en los músculos, cambios de peso y distribución de la grasa.

También se observan cambios en la piel, perdiendo elasticidad, estando más seca. El pelo se cae en mayor cantidad y las uñas están más frágiles.

Enfocándonos en los síntomas genitourinarios y sexuales puede suceder que se presente sequedad vaginal, dolor coital, infecciones urinarias, aumento en la frecuencia urinaria, pérdida de orina y menos deseo sexual.

Las menstruaciones pueden ser más cortas o más largas, así como más dolorosas.

La menopausia no es una enfermedad, pero la presencia de todos estos síntomas puede reducir la calidad de vida, la percepción de bienestar. Los cambios asociados al envejecimiento, a la imagen corporal, impactan en la autoestima. Las alteraciones en el humor, el cansancio, la falta de concentración pueden afectar el desempeño laboral y las relaciones interpersonales.

La mayoría de las mujeres que cursan esta etapa están en plena actividad, con trabajos de responsabilidad.

El aumento en la supervivencia, nos obliga como equipo de salud, a buscar y ofrecer soluciones para disminuir el riesgo de patologías y mejorar la calidad de vida.

Mujer con una niña en la playa tomándose una selfie | La menopausia no es un final; es evolución

¿Qué opciones de tratamiento tenemos?

Los tratamientos pueden variar dependiendo de los síntomas, las patologías presentes, las contraindicaciones y las preferencias personales. Cada cultura, cada mujer, vive esta etapa de manera diferente. No se puede plantear un tratamiento único general, debemos tener un enfoque individualizado que permita transitar esta etapa con salud y bienestar.

Siempre debemos enfocarnos en un estilo de vida saludable donde se ponga atención en la nutrición, el descanso, el ejercicio físico, el abandono de tabaco y la reducción del consumo de alcohol.

A nivel dieta se recomienda ingerir nutrientes que aporten calcio, reducir el consumo de azúcares y carbohidratos, aumentar el consumo de frutas y verduras y elegir grasas saludables. El consumo de cafeína y alcohol se recomienda disminuirlo ya que pueden facilitar los sofocos y el insomnio.

El microbiota intestinal influye en el metabolismo de los estrógenos y tiene una acción antiinflamatoria. Los probióticos pueden mejorar algunos síntomas digestivos como la distención y la constipación. 

Para facilitar el descanso y tener una correcta higiene del sueño se aconseja cenar a la misma hora, hacer del dormitorio un lugar agradable y no emplear ningún tipo de pantallas. 

Realizar ejercicio físico siempre tiene beneficios: para la salud ósea, (previene la pérdida de masa ósea y masa muscular), para la salud cardiovascular (mejora la hipertensión, el colesterol y el azúcar), y para la salud mental (ayuda con el estado de ánimo). 

Además, facilita el descanso (no realizarlo a la última hora del día), colabora con el control del peso, puede disminuir en cierta medida la frecuencia de los sofocos (reduce la ansiedad y el stress, disminuye la grasa corporal), evita las caídas al mejorar la agilidad y el equilibrio.

El ejercicio debe ser un hábito y debe ser variado:
  • Ejercicio aeróbico: mejora la salud cardiovascular y controla el peso
  • Ejercicio de fuerza: mejora el metabolismo y la salud ósea
  • Ejercicio de flexibilidad y equilibrio: reduce el riesgo de las caídas y brinda sensación de bienestar
  • Ejercicio de piso pélvico: previene incontinencia urinaria, mejora la respuesta sexual

Tratamiento hormonal sustitutivo

Es el tratamiento de primera línea, indicado para aquellas mujeres que tienen los síntomas climatéricos, no tienen contraindicaciones para recibirlo y están dispuestas a hacerlo. 

Está el tratamiento hormonal sistémico (por piel o vía oral) que tiene por finalidad mejorar los síntomas climatéricos generales y el tratamiento a nivel vaginal, enfocado en corregir los síntomas vaginales y urinarios. Por lo general, la sustitución hormonal sistémica no es suficiente para corregir los cambios genito urinarios. A diferencia del tratamiento sistémico los tratamientos locales no tienen contraindicaciones ni un momento recomendable para comenzar con el uso.

Se contraindica el empleo de hormonas sistemáticas a quienes tienen antecedentes de cáncer de mama, de trombosis venosa o arterial, de accidente cerebrovascular o infarto o de insuficiencia hepática.  

Mujer realizando yoga en un parque | La menopausia no es un final; es evolución

La mayoría de las mujeres no presentan contraindicaciones, existe en la población el miedo generalizado entre el empleo de hormonas y el riesgo de cáncer, principalmente el cáncer de mama.

Los tratamientos sistémicos, deben iniciarse en lo que conocemos como la “ventana de oportunidades”, antes de los 60 años y/o hasta 10 años posteriores a la menopausia.  Esto se debe a que más allá de tratar los síntomas se ejerce una acción protectora principalmente a nivel de la salud cardiovascular, salud ósea, salud neurológica y calidad de vida. Iniciarla en forma tardía podría aumentar riesgos.

Tratamiento alternativo a la terapia hormonal

Nos permiten aliviar los síntomas (sofocos, sudoración, insomnio, cambios de humor) pero no tienen la acción protectora cardiovascular, ósea o intelectual.

Contamos con fármacos como los antidepresivos, anticonvulsivantes, antihipertensivo y los que se usan para la incontinencia de orina.

Los suplementos nutricionales recomendados son el Magnesio (mejora el sueño, la ansiedad y el cansancio), Omega 3 (para la salud cardiovascular y el estado de ánimo), la Vitamina D (salud ósea), la Vitamina E (para los sofocos) y el Zinc (para la función neurológica, involucrado en la síntesis hormonal).

La menopausia es una etapa biológica, importante en la vida de cualquier mujer, que se ha asociado con una fase de pérdidas, con desafíos físicos y emocionales.

A medida que las mujeres adquieren conocimiento, tienen herramientas para cambiar el enfoque y transformarlo en una etapa de oportunidades personales, profesionales y espirituales.

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