Cuidarnos es prevenir. Detección y vacunación contra el HPV

El Virus del Papiloma Humano (HPV) es la principal causa del cáncer de cuello uterino. Para disminuir su impacto, es fundamental actuar a tiempo.
¿Cómo?
A través de la detección precoz y la vacunación.
¿Qué es el HPV?
Es un virus muy frecuente que se transmite principalmente por contacto sexual.
Se estima que el 85% de mujeres y hombres se infectan con el HPV en algún momento de su vida.

¿Qué pasa después de la infección?
- El 85% de los infectados se cura naturalmente sin necesidad de tratamiento.
- En el 15% restante, el virus persiste
¿Qué ocurre si el virus persiste?
- En el 7,5% no produce lesiones.
- En el otro 7,5% origina lesiones
¿Cómo evoluciona si origina lesiones?
- El 5% tiene una baja probabilidad de evolucionar a una lesión maligna.
- El 2,5% presenta un alto riesgo de evolucionar a una lesión maligna.
La importancia de la detección precoz
Detectar el HPV a tiempo permite actuar antes de que aparezcan lesiones más graves.
Existen dos métodos principales:
Test de HPV
Es el método más efectivo. Detecta la presencia de los tipos de HPV que pueden causar cáncer.
Si el resultado es positivo, se realiza una colposcopía y, si es necesario, una biopsia para confirmar el diagnóstico y definir el tratamiento.
Papanicolau (PAP)
Permite observar alteraciones celulares causadas por el virus. Aunque fue durante años la herramienta principal, su menor rendimiento hace que esté siendo reemplazado progresivamente por el test de HPV.
La vacuna: una herramienta clave
La vacunación contra el HPV es una de las formas más efectivas de prevenir el cáncer de cuello uterino y otras enfermedades relacionadas con este virus, como las verrugas anogenitales (causadas por los HPV 6 y 11).
¿Cómo funciona?
Estimula la producción de anticuerpos que bloquean la infección y previenen el desarrollo de lesiones.
¿A quiénes se recomienda?
A niñas, niños y jóvenes entre los 11 y 26 años, etapa en la que la respuesta inmunológica es mayor.
¿Qué tipos de vacuna existen?
Tetravalente: protege contra los tipos 6, 11, 16 y 18.
Nonavalente: cubre los tipos 6, 11, 16, 18, 31, 33, 45, 52 y 58.
Ambas vacunas han demostrado ser seguras, eficaces y con excelentes resultados a largo plazo.

La prevención es la herramienta más poderosa que tenemos para proteger nuestra salud.
Detectar a tiempo y vacunarse son decisiones que marcan la diferencia.
