Adolescencia: una serie que refleja la realidad de crecer hoy en día

Alan Abadi | Licenciado en Psicología | Clínica MP Punta del Este

Protagonistas de la serie Adolescencia de Netflix | Adolescencia: una serie que refleja la realidad de crecer hoy en día

El furor que genera la serie Adolescencia de Netflix evidencia la inquietud que, como adultos, sentimos ante el mundo adolescente actual. Aunque la diferencia generacional siempre ha marcado la relación entre padres e hijos, el hecho de que este contraste se repita a lo largo del tiempo no debe hacernos minimizar nuestra preocupación. La invitación es a reflexionar sobre cómo promover un desarrollo seguro y enriquecedor para nuestros hijos en un contexto que, a menudo, nos resulta ajeno.

¿Cuántos de los siguientes términos te resultan familiares?

Discord, incel, tincho, milipili, cringe, bot, shippear, POV, el protagonista, FOMO, basado, sigma, sólido, Snapchat, BeReal, Twitch, Fortnite, GTA, hype, prime, skin, tiltearse, farmear, gacha, dropear, pay to win, factos, salió clean, crash games, meme, troll, influence, streaming.

La distancia que podemos sentir con este lenguaje evidencia la distancia con el mundo adolescente actual. Ni que hablar del mundo de los emojis y los signos no verbales que es más difícil de reproducir. Es nuestra responsabilidad saber en dónde se mueven aquellos a quienes cuidamos y acompañamos en su desarrollo.

La serie, especialmente en su segundo capítulo ambientado en un liceo, expone un escenario donde queda patente la desconexión de los adultos, no solo respecto a estas expresiones culturales, sino también en cuanto a la compleja vida emocional de los adolescentes. Este distanciamiento se refleja en la manera de relacionarse. Mientras algunos padres adoptan una postura de amigo con el fin de escuchar sin juzgar, otros se ciñen a un rol autoritario que dificulta un diálogo genuino y empático.

Necesidad de contención

El adolescente sigue siendo un niño en el sentido de que aún no ha desarrollado por completo la capacidad de autorregularse emocionalmente. No puede enfrentarse a un entorno tan complejo sin el filtro, cuidado y contención de un adulto. Un joven que busca crecer y definirse necesita ser respaldado y, en ocasiones, desafiado para confirmar su identidad, pero sin que ello signifique soltarle la mano. La serie ilustra esto a través de su protagonista, Jamie, quien se enfrenta solo a un entorno hostil. Los rasgos de personalidad que posee lo hacen especialmente vulnerable ante el desborde emocional, y en ningún momento cuenta con la compañía de un adulto que lo acompañe en su tormento, bien sea por estar absortos en sus propios asuntos o por no saber cómo acercarse a él.

El bullying, como el que sufre el protagonista, es siempre terrible, pero en la adolescencia quizás más. El famoso psicoanalista Jacques Lacan señaló que gran parte de la imagen que tenemos de nosotros mismos depende de la imagen que los otros tengan de nosotros. En esta serie esa imagen que Jamie recibe de su entorno es muy degradante al punto que en el capítulo tres queda manifiesto que él siente ser lo que sus compañeros le dicen.

Búsqueda de identidad de género

Otro tema fundamental en este momento de la vida es la construcción de la identidad de género. La serie retrata a un joven que buscando definirse como hombre se enfrenta a devoluciones de los otros que ponen en duda su hombría. Le dicen que es feo, no-deseable por las mujeres. Es ahí donde se mezclan los conceptos de masculinidad con el bullying, que en este caso es la clave que detona el presunto homicidio. Previo a este acto, el adolescente se posiciona en un lugar social nuevo, la manosfera, un nuevo tipo de machismo, que le permite ser hombre y no ser gustado por mujeres. Un lugar sufriente.

Vemos en este tiempo, donde no está clara la identidad de género, un concepto básico de nuestra identidad, formas más vehementes de auto afirmarse. De ahí el fortalecimiento de conceptos como feminismo, machismo y otros “-ismos”, muy típicos de ser adoptados en esta edad.

Como adultos, no debemos renunciar ni a ejercer una autoridad sana ni a mantener una comunicación abierta y sincera. Nuestros hijos necesitan de ambos roles para desarrollarse en plenitud. No existen recetas únicas, ya que cada persona es diferente; sin embargo, el desafío reside en buscar el equilibrio que permita guiarlos y acompañarlos en este territorio tan complejo y lleno de matices.

Autoridad y empatía

En definitiva, «Adolescencia» nos ofrece un retrato crudo y honesto de lo que significa crecer en el siglo XXI. La serie nos invita a repensar la forma en que nos relacionamos con los jóvenes, destacando que, aunque el lenguaje y las tendencias digitales son parte de su realidad, también lo son la sensibilidad, la búsqueda de identidad y la necesidad de contención. Lejos de presentar soluciones simples, la obra nos impulsa a mantenernos presentes, siendo capaces de combinar autoridad y empatía para acompañar, sin soltar la mano, a aquellos que están en medio de un proceso de transformación constante.

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