Caída de cabello: en la mayoría de los casos hay una solución

Dra. Paula Abelenda | Dermatóloga

Hombre mirándose al espejo su alopecia

Cuando un paciente llega a mi consulta con la preocupación sobre una caída de pelo anormal, le transmito la tranquilidad de que, en la mayoría de los casos, hay una solución. La clave es actuar a tiempo.

La alopecia más común afecta, después de los 60 años, a alrededor del 70% de los hombres y al 50% de las mujeres. Sin embargo, es cada vez más común ver casos en jóvenes.

El pelo es un tejido de alto recambio que tiene ciclos. En torno al 80% está en fase de crecimiento, menos del 15% en caída y un 5% en etapa de estancamiento. Considerando estos números, y no es que alguien los vaya estar contando, es normal una caída de entre 60 y 100 pelos por día.

Es una buena noticia que los tratamientos de pelo estén en auge, pero es fundamental consultar a un dermatólogo que determine el diagnóstico y sugiera un tratamiento. Además de que no todas las enfermedades responden de la misma manera, se tienen que combinar diferentes tratamientos durante un tiempo prolongado (puede durar meses o años). Como suele suceder, cada tratamiento tiene sus beneficios y sus eventuales riesgos que deberán ser analizados entre el médico y el paciente.

En la consulta es importante analizar la historia clínica del paciente y realizar un correcto examen físico ayudado de la tricoscopía (técnica de diagnóstico por imagen). Con el uso de un dermatoscopio, se observan características del folículo y del cuero cabelludo. En caso de ser necesario, se puede complementar con exámenes de sangre, biopsia de piel (sobre todo en la alopecia cicatrizal) o con un tricograma (estudiar el pelo con un microscopio).

Mujer en consulta médica por alopecia

Existen varios tipos de alopecia que se dividen en dos grandes grupos: las que dejan cicatriz y las que no. Estas últimas son las más frecuentes y permiten, con tratamiento, mejorar el área afectada.

La alopecia más frecuente es el efluvio o caída de pelo intensa. Puede ser aguda (menor a 6 meses) o crónica (mayor a 6 meses) y suele deberse a una causa puntual como ser un aumento o una disminución de peso, infecciones, medicamentos, enfermedades autoinmunes, anemia, entre otras. Es necesario descubrir la causa para tratarla y así combatir la caída.

El segundo tipo de alopecia más común es la alopecia androgenética, donde cobra relevancia lo hormonal y la herencia. Más que una caída, es el progresivo afinamiento del pelo en zonas particulares. En hombres, afecta las entradas y la coronilla, y en mujeres genera un aumento progresivo de la raya media del cuero cabelludo. Suele comenzar a partir de los 40 años.

Cada vez hay más casos entre personas jóvenes y es clave su diagnóstico para contrarrestar su evolución. Hoy en día existen múltiples tratamientos: tópicos (minoxidil, finasteride, aminexil), mesoterapia, plasma rico en plaquetas y/o comprimidos. Se eligen dependiendo según la evaluación de cada paciente.

La alopecia areata, una enfermedad autoinmune que afecta a una persona cada 1.000, se puede presentar tanto en la niñez como en la adultez. Ocasiona pérdida de pelo en parches, hasta derivar en la calvicie total. Puede afectar también pestañas, cejas, uñas y hasta el cuerpo en general.

La alopecia cicatrizal se caracteriza por la destrucción permanente del folículo piloso. Clínicamente, se observan cicatrices en la zona afectada. Lo más frecuente es que no se pueda determinar su causa y que sea una afección de origen autoinmune. Puede comenzar de forma discreta con una pérdida paulatina de la cejas, una retracción del pelo en la zona frontal o con pequeños parches de calvicie en el cuero cabelludo. Lo importante para evitar el avance es iniciar el tratamiento en las primeras fases.

Luego de iniciado el tratamiento, es de suma importancia tener claridad en los plazos. La paciencia es fundamental. No hay tratamiento capilar en el cual se observen resultados antes de los cuatro meses y, por lo general, suelen percibirse a partir de los seis. Otro punto no menor, es que cada paciente reacciona de diferente manera. El seguimiento y la contención médica son necesarias para combinarse junto con las mejores opciones de tratamiento para cada paciente.

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