¿Cómo detectar el acoso escolar a tiempo?

El comienzo de un nuevo año escolar significa que las relaciones de amistad y las interacciones con sus pares se vuelven un aspecto central en la vida de niños, niñas y adolescentes. Este relacionamiento tiene el potencial de contribuir a un mayor bienestar, pero cuando se torna negativo, aumenta la exposición a nuevas formas de violencia. La violencia contra niños y niñas tiene un alto impacto individual y social.

Se define al acoso escolar como cualquier tipo de agresión psicológica o física permanente, constante y duradera, en cualquier instituto educativo, que sufre el niño o niña por parte de otro o de un grupo de ellos.

Existen una serie de indicadores que quien sufre de acoso escolar puede presentar y alertar a los padres y profesores:

  • Cambios bruscos de comportamiento y humor (irritabilidad, nerviosismo, pesimismo)
  • Disminución o aumento del apetito
  • Dificultad en la concentración y atención, descenso del rendimiento escolar
  • Depresión, ansiedad, dolor de cabeza, malestar generalizado
  • Alteración de las rutinas de sueño (pesadillas, insomnio)
  • Aislamiento social
  • No querer ir al colegio, ni juntarse con otros niños
  • Conductas de huida y evitación
  • Negación de los hechos e incongruencias
  • Llanto incontrolado, respuestas emocionales extremas
  • Miedo a perder el control o a estar solo

La familia puede ayudar a administrar herramientas para resolver conflictos. Dentro de las principales tareas que deben asumir los padres, encontramos:

  • Ser un buen modelo de resolución de problemas
  • Manejar correctamente el enojo
  • No fomentar la victimización ni la culpa
  • Estar atentos a las señales y al diario vivir de los niños
  • Mantener un diálogo fluido
  • Espacio y tiempo para escuchar
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