Manchas solares

Dra. Lídice Dufrechou | Dermatóloga

Las manchas solares o lentigos solares representan un aumento localizado de la pigmentación de la piel de naturaleza benigna. Son causadas por la radiación ultravioleta procedente del sol. Cuando éstas manchas son muy evidentes, se encuentran en la cara o se presentan en gran cantidad, suelen ser un motivo de consulta frecuente con gran impacto estético.

La consulta con el dermatólogo es esencial para realizar el correcto diagnóstico de estas lesiones y descartar otros diagnósticos de mayor relevancia como cáncer de piel.

Las manchas solares son lesiones pigmentadas planas, bien delimitadas, de diámetro, forma y color variable oscilando entre el marrón claro, el marrón oscuro y el negro. Es frecuente verlas en adultos de piel clara en cara y escote mayoritariamente y son identificadas como “manchas de la vejez “cuando se encuentran en el dorso de las manos.

Con el paso del tiempo las manchas solares aumentan en número y tamaño y es por ello que se asocian al envejecimiento. Sin embargo, el factor más importante para su aparición no es la edad sino el daño solar: a mayor edad, mayor radiación ultravioleta recibida y por lo tanto mayor daño solar acumulado, lo cual lleva a la aparición de las manchas.

Pueden observarse también en niños y adultos jóvenes sanos de raza blanca, en particular aquellos con piel clara con tendencia a sufrir quemaduras solares y con dificultad para broncearse. En la niñez las identificamos como “pecas” y siempre son secundarias a la exposición solar. Las personas que tienen pecas durante la infancia, son más susceptibles a presentar manchas solares en la adultez y a desarrollar cancer de piel.

La forma de prevenir estas manchas es evitando la exposición solar desde los primeros años de vida y utilizando las ya conocidas medidas de protección solar. Las fuentes artificiales de luz ultravioleta como las camas solares también causan daño cutáneo y aumentan el riesgo de aparición de estas manchas o lentigos y de cáncer de piel. No así los autobronceantes. Debemos recordar que nuestra piel tiene memoria y es por ello que, a pesar de interrumpir la exposición solar en determinado momento de la vida, los lentigos solares pueden seguir apareciendo como recuerdo de los años de exposición solar.

Los lentigos o manchas solares son por definición una lesión benigna, sin embargo, son un marcador de susceptibilidad al daño solar y al desarrollo de cáncer de piel. En adultos, la presencia de lentigos solares se asocia a un incremento de dos a cuatro veces del riesgo de carcinoma epitelial y de dos a seis veces de melanoma. Es por este motivo que las personas que presentan manchas solares deben controlarse periódicamente con su dermatólogo.

Una vez descartado el diagnóstico de lesiones malignas, se puede recurrir a procedimientos estéticos para eliminar estas lesiones. La elección del tratamiento adecuado depende fundamentalmente del tipo de piel del paciente. Los resultados dependen de la correcta elección de la técnica, del entrenamiento y experiencia del técnico que la realiza, de las características la lesión, de su localización y del tipo de piel del individuo.

La mayoría de los tratamientos utilizados son destructivos, por lo cual implican riesgo de mala cicatrización o aparición de secuelas pigmentarias ya sea mayor o menor coloración de la piel luego de remover la lesión.

Cuando las manchas son múltiples y diseminadas, cremas despigmentantes, peelings químicos, algunos tratamientos láser y la luz pulsada intensa son tratamientos que actúan sobre la mancha en sí y sobre la piel adyacente, aportando además otros efectos positivos como mejorar la textura y apariencia de la piel y estimular la producción de colágeno entre otros.

Las manchas puntuales, también son pasibles de estos tratamientos, así como de tratamiento con ácidos concentrados sobre la lesión y tratamientos ablativos puntuales como la criocirugía que consiste en la destrucción de la lesión puntual por enfriamiento.

Como ya mencionamos, es importante tener presente que estas manchas marcan un aumento del riesgo de padecer cáncer de piel. Debemos estar atentos a los cambios de color, aparición de nuevos colores, cambios de forma, aumento brusco de tamaño y a la aparición de áreas sobreelevadas en lesiones inicialmente planas. Frente a cualquiera de estos cambios es imprescindible la consulta con el dermatólogo con el fin de descartar la “malignización” de la la mancha, o que se trate de otro tipo de lesión.

Es fundamental el correcto diagnóstico de este tipo de lesiones porque no toda mancha en la piel es una mancha solar y por consiguiente, no todas las manchas son pasibles de los tratamientos mencionados. El correcto diagnóstico por el dermatólogo llevará al tratamiento adecuado en cada caso individual.

 

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