Verano: buena época para dejar los pañales

El buen clima genera un momento adecuado para motivar a nuestros hijos a decirle chau a los pañales. Este proceso lleva su tiempo y cada niño lo logra a su propio ritmo acompañado por nosotros.

En general entre los dos y tres años es cuando empiezan a estar listos para dejarlos pudiendo haber retrocesos. Lo más importante es contar con el tiempo teniendo paciencia y tranquilidad, ya que no ocurre de un día para el otro.

Es común que primero se dé el control de la orina y luego de deposiciones, así como por lo general controlan primero durante el día, para luego controlar en la noche.

¿Qué signos nos pueden mostrar que ya está preparado para dejarlos?

Nos puede dar un indicio que ya podemos empezar a probar el que el niño sepa seguir instrucciones simples, que no le guste el pañal sucio o mojado y que permanece limpio por más de dos horas. Los horarios de defecación empiezan a ser más regulares, predecibles y constantes.

Puede decirnos que tiene necesidad de orinar o defecar, así como bajarse los pantalones, sentarse en el WC y permanecer tranquilo y sin llorar unos minutos.

¿Qué tener en cuenta para acompañar?

Tener ropa interior de algodón en cantidad suficiente, disponer de zapatos lavables, ropa holgada y fácil de cambiar, contar con adaptador de WC o una pelela y tratar de identificar sus horarios habituales y cuánto tiempo pasa entre micción y micción.

Antes de sacarle los pañales es importante contarle sobre esta nueva etapa llevándolo periódicamente al baño e incentivarlo a permanecer sentado por unos minutos.

Ayuda asociar la ida al baño con alguna actividad de su rutina diaria (al levantarse, después de la comida, antes de salir de casa, antes de irse a dormir).

A medida que lo vaya logrando y que haya cada vez menos accidentes hay que ir reforzando con estímulos positivos, aplausos, abrazos, besos, stickers, anotar en un calendario sus logros. Cuando se vaya avanzando en el proceso se puede ir distanciando el refuerzo material hasta que desaparezca.

Los retos, castigos, o burlas frente accidentes no son buenos compañeros en este proceso y pueden generar rechazo y mayor dificultad.

Una vez que veamos que el niño está preparado debemos ser consistentes con la decisión de retirar los pañales, no podemos de acuerdo a nuestra comodidad un día ponerle y al otro no.

Si notamos que igual se sigue mojando con frecuencia quizás es mejor volver a los pañales e intentarlo más adelante.

¡Mucha suerte!

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