Cuidados en las primeras semanas

Puede parecer que todo lo que hace el bebé en este período es comer, dormir y llorar. Pero también está percibiendo las imágenes, los sonidos y los olores de su nuevo mundo.

No siempre sabrás cómo se siente el recién nacido o por qué llora, pero de a poco irás aprendiendo cómo va percibiendo el mundo y la forma en que se relaciona con los demás.

¿Qué hacemos cuando llora?

El llanto es la primera y la más básica forma de comunicación que usan los recién nacidos. Las razones comunes del llanto son:

  • Hambre: la mayoría de los bebés comen de 6 a 10 veces en períodos de 24 horas.
  • Incomodidad: el bebé llora cuando el pañal está mojado o sucio, cuando tiene gases, indigestión o cuando su temperatura o posición son incómodas.
  • Aburrimiento, miedo, soledad: el bebé desea que lo tengan en brazos, que lo mimen y entretengan.
  • Cansancio o estímulo excesivo: llorar ayuda a un bebé demasiado cansado o excitado a eliminar imágenes, le ayuda a aliviar la tensión.

Los cólicos

Es común que frente a los cólicos los padres se sientan frustrados, enojados, tensos, irritables, preocupados y fatigados. El bebé superará el cólico con el tiempo. Cuanto más relajados se mantengan más fácil les resultará consolar a su bebé.

Podemos cambiarlo de posición, colocarlo boca abajo, hacerle masajes en su pancita o moverle en forma de bicicleta sus piernas. Nada asegura que pase el dolor cólico pero podemos disminuir un poco su molestia.

¿Cómo lo tranquilizamos?

Primero ir descartando de la lista si tiene hambre, si necesita pañal limpio, si necesita eructar, si tiene demasiado calor o frío, si hay que cambiarlo de posición o si necesita cuidados tiernos.

Si tu bebé sigue llorando, un buen consejo es envolverlo en forma más ajustada en su manta, hablarle con dulzura o cantarle suavemente, mecerlo en sus brazos, sostenerlo boca abajo sobre tu regazo, llevarlo a pasear, ponerle música suave, o reducir el ruido o la luz.

Comer y dormir

Dado que la mayor parte de la energía de un bebé se enfoca en el crecimiento, el tiempo en el que está despierto lo invertirá en comer.

Puede que alimentes a tu bebé cada dos o tres horas, incluyendo la noche. Es probable que al principio no tenga una rutina alimentaria, aunque puedes hacer un cálculo general del tiempo que transcurre entre las comidas, el horario del bebé será variable. Recuerda que no todos tiene el mismo tiempo para comer y dormir.

Te hará notar que está satisfecho sacando el pezón de su boca o volteando su cabeza.

Durante el primer mes, los bebés duermen y se despiertan durante todo el día, con periodos de sueño relativamente iguales entre cada comida. Los recién nacidos no conocen la diferencia entre noche y día. En conjunto duermen doce o más horas al día.

Movilizar

Cuando el bebé tiene entre tres y cuatro días de nacido debe presentar por lo menos seis pañales mojados al día. Si el clima es muy cálido, el bebé está enfermo o tiene fiebre, puede que la producción acostumbrada de orina se reduzca a la mitad y aún es normal. Debemos incrementarles el pecho porque de allí obtiene el agua necesaria.

En un lactante sano la orina es de color amarillo claro hasta oscuro.

En cuanto a las materias, el rango de normalidad es bastante amplio y varía de un bebé a otro, pueden ser de frecuencia baja y gran cantidad o frecuencia alta y poca cantidad de materia. Tienen aspecto líquido con grumos, de color amarillo oro cuando se alienta a pecho directo exclusivo.

Los reflejos de tu bebé

Los bebés nacen con varios reflejos. Algunos de estos movimientos parecen ser respuestas de protección.

  • Girar: los bebés giran en dirección de la fuente de alimento, sea el pecho o a la mamadera. Si acaricias con suavidad la mejilla de un recién nacido, éste volteará en esa dirección, con la boca abierta, listo para succionar.
  • Succión: cuando un pecho, la mamadera o el chupete se pone en la boca del bebé éste succionará en forma automática.
  • Mano a la boca: los bebés tratan de encontrar la boca con sus manos.
  • Dar pasos: al sostener al bebé bajo tus brazos y dejar que las plantas de sus pies toquen el piso, puede colocar un pie delante del otro como si caminara. Este reflejo desaparece cerca de los dos meses.
  • Reflejo de Moro: cuando un ruido o movimiento repentino asusta al bebé, éste puede lanzar ambos brazos hacia afuera y llorar.
  • Sonrisas: en las primeras semanas de vida, la mayoría de las sonrisas de un recién nacido son involuntarias, pero no pasará mucho tiempo antes de que comience a sonreír en respuesta a una persona o estímulo. 

Signos de alarma para consultar

  • Bebé muy adormilado, letárgico o flácido: Cuando observamos que el bebé se encuentra con muy poco tono muscular, tiene un llanto muy débil o se encuentra muy adormilado (incluso no se despierta para sus tomas, apenas se mueve o se mueve mucho menos de lo habitual), debemos consultar con el pediatra.
  • Temperatura corporal menor a 36ºC o mayor a 38ºC: Cuando la temperatura corporal del bebé está por debajo de 36ºC (piel fría) o por encima de 38ºC (fiebre), y sobre todo si se acompaña de otros síntomas, debemos consultar con el pediatra para valorar las posibles causas detrás de estas alteraciones en la temperatura.
  • Alteraciones en la respiración o dificultad para respirar: Los recién nacidos presentan un ritmo de respiración más rápido e irregular que el de los adultos. Si observamos su patrón respiratorio veremos que, por momentos, parece que respiran a un ritmo muy rápido y de a ratos éste se enlentece, incluso haciendo pausas de varios segundos (lo que se llama apnea). Este patrón es normal durante los primeros meses de vida.Sin embargo, si observamos que el ritmo de la respiración es muy elevado (60 respiraciones por minuto o más) durante un periodo más o menos mantenido y/o que se presentan otros signos como una coloración azulada en la piel, la lengua o el tronco, que presenta ruidos al respirar o un quejido constante, consulta al pediatra con urgencia. Igualmente, si las pausas sin respirar o apneas fueran largas (más de 20 segundos).
  • Color de la piel anormal: El color de la piel y de las mucosas es un claro indicador del bienestar del recién nacido. Cuando observamos alteraciones en la coloración, debemos sospechar la presencia de algún problema. Dependiendo de la coloración, el problema puede ser más o menos urgente, pero es necesario que el bebé sea valorado por un especialista. Entre las alteraciones podemos observar:
    Piel azulada/morada (cianosis). En los recién nacidos es normal observar que hay zonas del cuerpo (como las manos o los pies) que presentan cierto grado de cianosis. Este hecho no es patológico. Sin embargo, es importante saber diferenciar cuándo este signo no es normal.
    Piel amarillenta (ictericia). Aunque aproximadamente el 60% de los recién nacidos presentan lo que se denomina ictericia fisiológica en la primera semana de vida, suele ser de carácter leve y remite de forma espontánea en unos días. Por el contrario, si la aparición de la coloración es muy exacerbada y brusca, consulta al pediatra.
  • Signos de infección en la zona del cordón umbilical: El cordón es una puerta de entrada de infecciones al cuerpo. Entre los signos más relevantes que nos hacen sospechar la presencia de una infección están: enrojecimiento e inflamación de la piel alrededor del cordón, secreciones de pus o sangre, mal olor y fiebre.
  • Come menos de lo habitual: El apetito del bebé puede variar de un día para otro. Pero cuando tiene hambre, suele comer con energía. Si observamos que el bebé succiona más lentamente de lo normal o lacta apenas, no tolera bien o rechaza sistemáticamente el alimento, recomendamos consultar al pediatra.
  • Estreñimiento severo: La frecuencia normal de movilizar el intestino en un recién nacido varía según la edad y el tipo de alimentación. En líneas generales, los bebés que toman leche materna suelen presentar menos problemas de estreñimiento que los alimentados con fórmula artificial. En niños de 0 a 4 años se considera que si hace dos o menos deposiciones a la semana y observamos que la defecación es dolorosa o difícil, debemos consultar con el pediatra.
  • Diarrea: Cuando el bebé toma el pecho las deposiciones suelen ser más blandas y líquidas de lo normal. Sin embargo, si observamos que empiezan a ser más acuosas, más frecuentes y/o acompañadas de moco o sangre, se considera diarrea.
  • No orina u orina muy poco: El 90% de los bebés, en condiciones normales, va a orinar en las primeras 24 horas de vida. En los recién nacidos a veces es difícil identificar si han orinado o no por la escasa cantidad y las características de la orina. Ante la duda debemos prestar atención si el bebé está orinando o no, pudiendo colocar una gasa para identificar esto.
  • Vómitos: Aunque hasta los 6 meses de vida es habitual que los recién nacidos regurgiten con frecuencia parte del contenido gástrico tras las tomas, no es lo mismo regurgitar que vomitar. El vómito suele ser más violento, se acompaña de arcadas o esfuerzos y por lo general se expulsa mayor cantidad de comida al exterior.Si el bebé vomita de forma continuada, debes observar las características del vómito (si es comida sin digerir o si el contenido es verdoso o bilioso). Si los vómitos son constantes y/o están asociados a otros síntomas como, por ejemplo, el vientre hundido o en distensión, la pérdida de peso, signos de deshidratación; deberás consultar con el pediatra lo antes posible. Ten en cuenta que un recién nacido con vómitos constantes corre riesgo de deshidratarse rápidamente.
  • Llanto inconsolable, malestar general: La irritabilidad excesiva y el llanto inconsolable que no están asociados al hambre, sueño o pañal sucio, deben ponernos en alerta sobre posibles problemas de salud en el bebé. Uno de los cuadros más frecuentes de llanto inconsolable es lo que se conoce como cólicos del lactante. No debemos confundirlo con otros problemas. Por tanto, ante la duda, conviene consultar.
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