Primer trimestre de embarazo: semana 1 a la 13

En este período ocurre la fertilización, la implantación y el desarrollo inicial del bebé.

Planificando el embarazo

En estos tiempos en que la planificación es parte de nuestra vida y en esta lógica planeamos con antelación vacaciones, proyectos laborales y educativos, solo el 30% de los embarazos son planificados. Por eso, cuando decidís iniciar la búsqueda de un embarazo, recomendamos que visites al ginecólogo entre 3 a 6 meses antes.

La finalidad de dicha consulta es de suma importancia, implica un asesoramiento sobre la planificación del embarazo desde un punto de vista integral, repasar antecedentes, exámenes paraclínicos, vacunas y hábitos de actividad física, alimentación, entre otros. El comenzar con la complementación de ácido fólico, por ejemplo, reducirá el riesgo de que el bebé desarrolle defectos del cierre de la columna vertebral.

¿Qué ocurre en esta etapa?

Cuando la fertilización ocurre, el cuerpo lúteo, ubicado en uno de los ovarios y siendo el lugar desde donde salió el ovulo que fue fecundado, comienza a crecer con forma quística y a producir pequeñas cantidades de progesterona. El aumento de esta hormona es la que produce de manera temprana los síntomas que te pueden hacer sospechar que estás embarazada, incluso antes que adviertas un retraso de la menstruación. Estos son tensión mamaria, sueño, repugnancia por algunos olores o alimentos, náuseas y/o vómitos, constipación intestinal, entre otros.  Además, favorece el crecimiento de los vasos sanguíneos de la pared uterina, esencial para nutrir al bebé.

Aproximadamente una semana después de la fertilización, el endometrio, que es la capa interna del útero, ha crecido lo suficiente para anidar al ovulo fecundado. Dicha implantación puede estar acompañada por un flujo menstrual muy escaso o un flujo vaginal amarillento, sin dolor o picazón local.

Los primeros cambios

En la cuarta semana, tu cuerpo comienza a producir más sangre para llevar oxígeno y nutrientes al bebé. Es posible que te sientas algo fatigada. En ese caso, intenta descansar.

Otro cambio físico se da en las mamas. Las puedes sentir sensibles, con hormigueos o dolor, más grandes y pesadas. También puede oscurecerse un poco el color de tus pezones y de tu vulva.

Viviendo las emociones

Aunque estés muy feliz con la noticia, también es común vivir estrés emocional adicional. Es posible que te preocupen muchas cosas: que el bebé sea sano, saber cómo llevarás la maternidad o cómo vas a combinar tu trabajo o estudio con tu nuevo rol. No sientas culpa, estas preocupaciones son normales y naturales.

El embarazo puede producir mucha satisfacción, pero también ansiedad e incluso aburrimiento. Se viven cambios de estado de ánimo a lo largo del día, producto de la liberación de hormonas y de la modificación del metabolismo.

Es posible que sientas mareos, náuseas, acidez, fatiga, insomnio y micción frecuente que irán desapareciendo hacia el segundo trimestre.

El desarrollo del bebé

En la quinta semana el bebé comienza a tomar una forma definida. A los pocos días triplica su tamaño, llegando a medir cerca de 3.2 mm de largo. Los primeros latidos del corazón se presentan entre los 21 y 22 días después de la concepción.

En la semana siete, el cordón umbilical puede verse con claridad en el sitio del útero donde el bebé está implantado. Contiene dos arterias y una vena principal. Nutrientes y sangre rica en oxígeno pasan de la placenta al bebé mediante la vena y luego regresan a la placenta a través de las arterias.

En este período, mientras sigues la rutina del primer trimestre, te solicitaremos la primera ecografía. Esta es de fundamental importancia para certificar la ubicación del embarazo con respecto al útero, ajustar la edad gestacional, además de dar elementos de salud fetal.